domingo, 23 de noviembre de 2014

Historia de lesbianas II

Hice el que me decía y ella se arrodilló ante mí y me va a empezar a pasar un dedo delicadamente por el vientre subiendo hacia mi pecho: - Me encantan tus pechos, tanto gordos y anchos. - Me dijo  fluiste avanzando el cuerpo hacia ellos, para besarme suavemente el escote mientras con una mano me  apretaba ligeramente el pezón izquierda y yo soltaba uno: - Ay! Involuntario, seguido de una sonrisa.

Entonces ella se sacó la camiseta de tirantes dejando ver un vientre plano y perfecto con un  pirsing al ombligo, una piel morena y brillante y unos pechos pequeños y fuertes, todavía más  apretaos bajo aquel  sostén deportivo negro y se estiró lentamente sobre la almohadilla mientras me hacía un gesto que me decía: ven ninguno aquí. En aquel momento sonaba Todos los botones de la  Beth, la canción me va encienden los sentidos de lesbiana.
Tenía unas ganas locas de lamerle aquella barriga tan perfecta y así lo hice. Me coloqué a su lado y empecé a pasar la lengua por su vientre, jugando alrededor del  pirsin de color azul y cogiendo cada vez más confianza y dejándome traer. Ella se  contorsionaba de excitación al paso de mis caricias y empezaba a tener una respiración más acelerada y entonces se empezó a baja las mallas y le ayudé. Llevaba un  tanga de color lila deportivo que le quedaba genial contra su piel  morenata. Le estuve acariciando un rato las  ingles a los extremos del  tanga y el coño por encima de la tela, haciendo que deseara que le jodiera, y finalmente sin pensármelo dos veces me lamí un dedo y le puse dentro de mi coño de lesbiana. Ella hizo un  suspira. Estaba muy mojada, supongo que yo también. Mientras tenía el dedo allá volví a reencontrarme con sus  llaves, y su lengua me hizo un recibimiento  triunfal. Nos besamos una  estonita pero mi lengua estaba ansiosa para empezar la exploración así que me desplacé despacio hacia abajo, disfrutando de cada rincón de la fina piel de Carla, acariciándola con mi lengua: el cuello, el escote, las costillas, el ombligo, el bajo vientre... Y entonces muy delicadamente le saqué el  tanga, dejándole todavía puesto a media altura de las piernas y acerqué la cara hacia su  coñete. Hacía muy buena olor y tenía un  perros pequeñito de pelos suaves y  sedosos muy agradable. Le separé las piernas  fin-le plegar un poco, de forma que notara la tensión que hacía su propio  tanga tenso.
Y entonces empecé a comerle lo coño tal como me gustaría que me lo hicieran a mí, empezando con la punta de la lengua, pasándola suavemente por todas partes, labios externos, internos, etc. Y después haciendo círculos con calma y delicadeza y soltando de vez en cuando una  llepadeta  pràticament involuntaria y circular en la zona del  clítolis. Incrementando despacio la presión de la lengua de forma que finalmente la lengua se regale con círculos alrededor de  clítolis cada vez más llevar y  turgent. Vigilando de no hacer demasiada presión pero acelerando el ritmo. El secreto la constancia y la delicadeza. Carla estaba que se fundía, y yo orgullosa de mi arte cada vez más caliente sólo de verla en aquel estado. La miré y le dije: - Te gusta? Y ella me recogió y me hizo uno: - Ven aquí. Besándome con desazón.
Entonces me bajó los pantalones y las  calcetes todo de un golpe mientras me seguía besando apasionada y me empezó a acariciar mi coño, pero sin poderse contener mucho ya, me acercó un dedo a los  llabis y lo besamos entre las dos dejándolo bien  mulladet, yo no lo quería dejar marchar, me gustaba jugar con sus dedos entre nuestras  llengues, pero reconozco que también me vino mucho gusto cuando me lo puso dentro de delicadamente. Yo estaba que me fundía y ella también. Así que cada una puso el dedo dentro de la otra y enseguida empezamos a  contorsionar- nos de nuevo. Las dos estábamos llegando al clímax y nos  besavem apasionadamente, nos  apretàvem los pezones y nos  masturbàvem cada vez con más ritmo y nos grabamos en un vídeo de lesbianas follando. De golpe Carla me cuchicheó: Yo no puedo más, me corro, y dedo y hecho, ya la tenía temblando y enseguida empecé yo también.
Qué noche que pasamos... y después de esta hubo muchas más, y sí, con la excusa de las  quedadetes, me aprendí el famoso baile... y muchas cosas más :p
 Aila


Historia de Lesbianas 1

Os quiero explicar, el que me pasó la otra noche al acabar el ensayo de danza, pero vamos por partes... También puedes gozar con este relato de lesbianas
Bien es verdad que estaba preocupada, porque teníamos el espectáculo muy cerca, y yo todavía no me sabía el  baile,... siempre girando a la derecha cuando es a la izquierda. Me costaba mucho esto de hacer del chico de la pareja, pero que quieres cuando no hay bastantes chicos al grupo y tú eres alta y fuerte como para aguantar el peso de otra chica a las espaldas...
Acabamos el ensayo muy tarde y la mayoría de la gente marchó rápido sin ni cambiarse de ropa, yo bajé al vestuario  absorta en el repaso de los jodidos pasos del baile y empecé a cambiarme. No me di cuenta que ella se estaba  pal plantada mirándome.
-  E Joanna, te veo preocupada. Escucha, yo hoy no tengo prisa, si no estás muy cansada, si quieres subimos de nuevo y te ayudo a repasar un poco.
Me pareció muy amable por parte suya, y todo que estaba reventada acepté el suyo el ofrecimiento.
Así que subimos de nuevo a la sala y Carla fue rápidamente a poner la música. La canción del baile que estábamos practicando realmente era preciosa,  Gravity de Sara  Barailes. Realmente esta mujer tiene una dulzura a la voz, que me  encisa.
Empecé a mover los brazos y a girar el cuello suavemente siguiendo los primeros pasos del baile y cerré los ojos para disfrutar de la música. Cuando los abrí tenía Carla delante, mirándome con fijeza. Me ofreció las manos para hacer de mi pareja de baile. No era mi pareja, ella bailaba delante con Marc, uno de los dos chicos de la clase, de hecho eran los que lo hacían mejor.
Empezamos a hacer las primeras piruetas y entonces vendía el momento crítico cuando después de un giro a la izquierda ella tenía que venir y saltar y yo lo tenía que levantar mientras ella se  contorsionaba atrás con el cuerpo. Cuando la bajé ante mí, nos miramos, y perdí el hilo de la canción y aquel momento fue mucho más largo del que habría... pero a ella no pareció importarle. Me sonrió y me apartó un cabello de sobre la cara y me dijo: - Me gustan tus  piquetes, te dan personalidad.
Seguimos bailando pero yo cada vez estaba más  niguatosa, tuve una sensación muy  extraña, como si me estuviera  excitante y disimulé como pude, cerrando los ojos.
A pesar de tener los ojos cerrados notaba como Carla me miraba, cada vez tenía más calor, no sabía dónde ponerme. Cada vez me equivocaba más, iba de mal en peor... Ella era una gran lesbiana.
Entonces ella cogió la iniciativa y puso la siguiente canción,  Turno me donde, de la  Norah Jones... muy sugerente... Se me acercó y cogiéndome las manos me dijo: - Relájate y déjate traer.
Y suavemente se colocó mis manos sobre el suyas caderas y siguió bailando al ritmo de la música y cuchicheando  fluiste la letra de la canción mientras me sonreía  picarona con sus ojos marrones de gordas pestañas. Se iba  contorsionan atrás con todo el cuerpo con movimientos muy sensuales mientras yo estaba  amurallada mirándola.
Entonces se empezó a bajar el tirante de la camiseta jugando ante mí y se empezó a morder el dedo con un ademán mucho  sexy. Yo no me había sentido nunca así, realmente me estaba poniendo a mil.
Con un descuido mío, se me acercó y me empezó a levantar la camiseta con uno: - No tengas miedo. Acabaremos como videos lesbianas, ya verás.
Y yo me dejé hacer y subí los brazos. Cuando la tenía prácticamente sacada me va  sujetar los brazos detrás de la nuca haciendo que me  contorsiones un poco, y me besó suavemente los  llaves. Los tenía calientes y húmedos, y  des seguida me animé y le volví el beso. Nuestras lenguas se encontraron y se entrelazaron un buen rato, con desazón. Entonces cogí la iniciativa y le bajé el tirante de la camiseta y le empecé a hacer besos al cuello mientras ella echaba el hacia un lado para dejarme lugar. Después de estar un rato así de pie, ella me dijo: - Espera.
Y mucha prisa fue a buscar una almohadilla de gimnasio del rincón y la puso ante mí: - Suyo, que estaremos más cómodas.

Os dejamos algunos vídeos: